miércoles, 16 de junio de 2010

Me ha llamado la atención en la clase de Daniel, con el profesor Carmelo Martinez, los antecedentes de Miguel, y lo que él es, hace, y cuando lo hace. Comparto un trabajo de investigación que nos ha pedido en clase.

¿Quién es Miguel?

Miguel ya ha sido nombrado con anterioridad en el libro de Daniel (10:13, 21). Y se lo menciona en referencia al ayudador de Gabriel, el que esta relatando la visión de Daniel. Además, Gabriel dice que es “el principal entre los príncipes”, “vuestro Príncipe”, y “el gran Príncipe”. Todo esto denota que es un personaje clave e importante en el desarrollo de la historia del mundo. Pues siempre se lo ve relacionado a con lo que le pase al pueblo de Dios. El Dr. Mervyn Maxwell, en su libro el Misterio del Futuro Revelado, da por sentado que Miguel no es otro que Cristo apareciendo por segunda vez.

Para llegar a esa conclusión creo que es necesario que veamos al menos dos aspectos referentes a este personaje. 1. Su nombre. 2. Qué hace. Y en relación a ello, 3. cuándo lo hace.

Miguel proviene del hebreo lacym, Mika'el, literalmente "¿quién como Dios?" El mismo nombre ya nos dice que este personaje tiene relación con lo divino. Y como lo mencionamos antes es el “principal” entre otros. Cuando Gabriel culmina su discurso lo hace con el nombre de Miguel. “La

tradición bíblica lo como el grito de batalla de un pueblo reverente ante la intervención victoriosa de su Dios en la batalla: “El enemigo dijo: Perseguiré, apresaré (…); Sacaré mi espada, los destruirá mi mano. Soplaste con tu viento; los cubrió el mar (…) ¿Quién como tú, oh Jehová,

entre los dioses? ¿Quién como tú, magnifico en santidad? (Exo. 15:9-11)

“El autor utiliza la palabra dha ahad (“uno” o “primero”) en vez de la palabra nfr rishon (primero), para evitar la redundancia mynfr h nfr rishon ha rishonim, “primero de primeros”. En general, el libro de Daniel emplea ahad en lugar de rishon para describir primero. El superlativo “primero de los primeros príncipes”, que se designa a Miguel, es la expresión equivalente de “Príncipe de los príncipes” de Daniel 8:25 y, por lo tanto, se refiere a la misma figura sobrenatural.[1]

Por otro lado, Doukhan, en base a lo recién citado, concluye que Miguel es el “sacerdote con ojos de Fuego”. Y por consiguiente dice que el “hijo de Hombre” del capítulo 7, y el Príncipe de los príncipes del capítulo 8, se hacen referencia al mismo individuo.[2]

De la misma manera, aunque con algunos detalles diferentes, el Dr. en Sistemática Humberto Raúl Treyer dice que Miguel debe ser de carácter divino por el hecho de que Gabriel es el ser creado con mayor poder en el universo, pero aun así, necesita de uno más poderoso, en este caso Miguel “el Principal entre los príncipes”. Y alega además, que hay suficiente evidencia en el cap. 12 para decir que Miguel es de carácter divino. Como 12:7 donde el varón vestido de lino responde de forma muy solemne a la pregunta formulada por uno de los que estaban a los lados del río; las cuatro informaciones especificas que le contesto la pregunta de Daniel (12:10-13); y muy en especial la afirmación que hace al profeta de su aprobación ante el juicio y su resurrección (12:13). “…todos ellos son hechos que trascienden en mucho la esfera de lo creado.”[3]

Maxwell por su parte, agrega que el Miguel de Daniel es el mismo de Apocalipsis nombrado por Juan. Por el hecho de que el Miguel de Daniel tiene el poder para derrotar a al “príncipe de Persia” (de quien concluye es Satanás), y el Miguel de Juan derrota al Diablo echándolo del cielo.[4]

Es entonces que llegamos a la conclusión de que existen evidencias realmente marcadas acerca de la divinidad del personaje mencionado en Daniel, a saber Miguel. Ya sea en Daniel como en los demás libros de las Sagradas Escrituras hay evidencias de ello. Y por lo tanto es el único en sus características.

¿Qué hace?

En el vers. 1 del capítulo 12, está bien claro que Miguel no es alguien que se levanta con fines pacíficos. Pues se viene mencionando lo que hará el rey del norte, y como será destruido sin que nadie lo ayude. Y Daniel continua diciendo que “en aquel tiempo se levantara Miguel” seguido de un tiempo de angustia cual no hubo antes. Esto nos da explícitamente que Miguel es un personaje identificado con fines de guerra. Y como lo mencionaba Maxwell, es un ser que tiene una parte importante en el Juicio. Pues es evidente que su levantamiento comienza una etapa distinta para la historia del mundo.

Doukhan comenta que Gabriel menciona a Miguel como alguien que lucha a su lado (Dan 10:13, 21).[1] Por otro lado, hace regencia al verbo que antecede a Miguel en el vers. 1 del cap. 12. Y dice que “La palabra hebrea (dma) amad pertenece al vocabulario de guerra y expresada por el soldado que resiste y vence a su enemigo.”[2] Y un dato muy interesante es el que menciona al decir que esta amad “responde a los múltiples amads iniciados por los reyes del cap. 11 (vers. 2-4, 6-8, 11, 13-17, 20, 21, 25, 31).” Y menciona que “la última vez que aparece amad, el amad de la victoria final, es iniciado por Miguel, cuyo nombre ya es una señal de victoria: “¡Quién como Dios!” Además admite que “la victoria de Nabucodonosor en el cap.1 tiene su respuesta en la victoria final de Miguel, príncipe de Jerusalén. Y, con su victoria, se asegura la de su pueblo…” [3]

Por otro lado, Treyer, dice que al momento de levantase, marca la inauguración del reino de Miguel, o Dios. Y por consiguiente, esta ejecutando el Juicio previamente anticipado en el cap. 7:9, 10 y 13, contra el rey del norte expresando su sentencia al decir que “llegará a su fin, y no tendrá quien le ayude” (11:45). Devolviéndole el reino a los de su pueblo.[4]

De la misma manera Maxwell declara que la aparición de Miguel pone de manifiesto que el juicio previo a la venida de Cristo ya llegó a su fin (Dan 7:9-14 y 8:14), pues los libros ya han sido examinados (12:2). O sea, su accionar tiene que ver específicamente con la ejecución del juicio y la restauración del reino de Dios.[5]

Podemos decir entonces que Miguel es quien viene a ejecutar el Juicio iniciado en el cap. 7 de Daniel. Y por consiguiente, es el “Hijo de Hombre” que apareció frente al “Anciano de Días” y se le dio el dominio y el poder para derrotar al cuerno que en un principio era pequeño. Y de ese modo restaura el reino de Dios para siempre.

¿Cuándo lo hace?

Y por consiguiente tenemos que ver cuándo lo hace. En el vers. 1 se menciona que Miguel actúa “en aquel tiempo”. Este tiempo tiene que ver con lo descrito en los versos anteriores del cap. 11, ya que desde el 10 al 12 se lo considera como una unidad temática. O sea, el 12 describe el fin de todas las cosas mencionadas en el 11. Es evidente que se trata del tiempo final de la historia humana. Doukhan declara que el cap. 7 y el cap.12 ubican la venida de Miguel (el Hijo de Hombre) en un contexto de juicio. Mencionando que Jesús había predicho ya la venida del Hijo del Hombre (Mat 24:29, 30). Donde se ve una victoria gloriosa por la razón de que a sus espaldas tiene un periodo de sufrimiento y desesperación, “tiempo de angustia cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces”[6] Por lo tanto su actividad es determinante y dramática. Donde se realiza la sentencia de ese juicio en favor de su pueblo.

Por su parte, Treyer declara que la expresión “en aquel tiempo” indudablemente no tiene que separarse del cap. 11 en los versos 40-45. Porque en ellos se marca el fin del rey del norte y el tiempo que le fuera designado para dominar sobre la tierra. Es decir, que la expresión “en aquel tiempo” hace referencia al “tiempo del fin.” Ya que al final de todo, Miguel será el que pondrá fin a todo el mal ocasionado por el hombre. Con un tiempo de angustia que no fue antes y no habrá después. Instaurando su reino que no será más destruido.[7]

Maxwell, de la misma manera concluye que “en aquel tiempo” ocurrirán el aparecimiento de Miguel, el tiempo de angustia y la resurrección de los muertos, cuando el gran perseguidor de Daniel 11: 40-45, llegue a su fin. Por acción de Miguel al juicio dado con anterioridad.[8]

CONCLUSIONES

Sabiendo entonces, que Miguel es un ser divino por naturaleza, donde su nombre mismo denota su actividad divina (quién como Dios), no hay duda que es el mismo “Hijo de Hombre” del cap.7. Por la relación existente con el Juicio. Pues al “Hijo de Hombre” le es dado el poder y la autoridad para juzgar a las naciones y devolverle a “los santos del Altísimo” el reino. Ya que no hay otro quien pueda hacer esa actividad más que aquel que posea y le sea dado el poder para hacerlo. Y Miguel ejecuta la sentencia por mano propia, pues se “levantará” y tendrá fin todo poder humano existente. Restaurará el reino que en un principio Daniel lo describió como un “Gran Monte” (cap.2), luego con la ejecución del juicio por parte del Hijo de Hombre (Cap.11). Y por último, el levantamiento de Miguel como el “gran Príncipe” que es de parte del pueblo de Dios. Quedando instaurado perpetuamente y para siempre.

Es así que llegamos a la conclusión que este Miguel no es otro que nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Ya que es el único que ha dicho que vendría a “destruir a los que destruyen la tierra”. Para poner fin a todo el conflicto existente entre el bien y el mal. Es el único en su especie que realiza esa acción. Con este levantamiento, Miguel hace su contraparte con los levantamientos del cap. 11. La victoria es cósmica. No es solo un triunfo político o religioso, sino que la vida vence a la muerte.[9]


[1]Doukhan, Jacques B. Secretos de Daniel. ACES, 2007, pp. 164.

[2] Ídem, p. 184.

[3] Ídem.

[4] Treyer, Humberto Raúl. Enigmas Descifrados. Antillian College Press, Puerto Rico, 2006, p. 198.

[5] Maxwell, Mervyn. El misterio del futuro revelado. ACES. Florida, Bs As, 1989, p. 299.

[6] Doukhan, Jacques B. Secretos de Daniel. ACES, 2007, pp. 186, 187.

[7] Treyer, Humberto Raúl. Enigmas Descifrados. Antillian College Press, Puerto Rico, 2006, pp. 197, 198.

[8] Maxwell, Mervyn. El misterio del futuro revelado. ACES. Florida, Bs As, 1989, p. 299.

[9] Doukhan, Jacques B. Secretos de Daniel. ACES, 2007, pp. 186,


[1] Doukhan, Jacques B. Secretos de Daniel. ACES, 2007, pp. 164, 165.

[2] Ídem.

[3] Treyer, Humberto Raúl. Enigmas Descifrados. Antillian College Press, Puerto Rico, 2006, pp. 198, 199.

[4] Maxwell, Mervyn. El misterio del futuro revelado. ACES. Florida, Bs As, 1989, pp. 267, 268.