En el libro de Doukhan, Secretos de Daniel, el autor hace la siguiente declaración: "La primera oración del libro de Daniel, no es una formula dictada por el hábito del culto diario ni por un ritual automático... Tampoco brota de una noción cuasi supersticiosa de que cuanto más se adorna una oración, tiene mas probabilidades de alcanzar el Trono de Dios. No, sino que es un grito de súplica, tensa y ronca. Una muerte eminente les espera a Daniel y a sus compañeros.
"Su oración espera una respuesta. No ora por obligación, sino para recibir una respuesta divina. Está mal reducir la oración a un simple ejercicio de piedad que de alguna manera satisfaga las necesidades psicológicas y otras necesidades básicas de una persona. La oración es, esencialmente, un encuentro con una Persona real, una Persona externa a nosotros. la hablamos a un Dios que responderá." (Secretos de Daniel, pp. 26,27).